lunes, 10 de agosto de 2015

El monte Dağ Ağrı


El Gran Ararat (en el centro) y el monte Sis (a su izquierda)

El monte Ararat (en armenio: Արարատ; en turco: Dağ Ağrı) es el pico más alto de Turquía, con 5165 msnm, localizado en la parte oriental del país, muy cerca de la frontera con Irán y Armenia. Se trata de un volcán inactivo cuya cima se encuentra cubierta de nieves perpetuas. El monte tiene dos picos, llamados en turco Büyük Ağrı (Ağrı el grande) y Küçük Ağrı (Ağrı el pequeño) respectivamente, según su altura; en armenio, en cambio, se denomina también monte Masis, al mayor, y Sis, al menor. Es el principal símbolo de identificación de Armenia. Según el etimólogo turco-armenio Sevan Nişanyan, su nombre turco, Ağrı Dağı, viene de una antigua aldea, Ağori, a 2300 m. sobre el monte que desapareció en un alud en el año 1840. Otras teorías comunes hablan de Ağır Dağ(montaña pesada) y Eğri Dağ (montaña chueca o montaña curva). La primera persona que lo ascendió fue el alemán Friedrich von Parrot el 27 de septiembre de 1829 y la primera persona en realizar una subida de invierno hasta la cima ha sido Bozkurt Ergör, el entonces presidente de la Federación turca de alpinismo el 21 de febrero de 1970.



Arca de Noé «Los Diez Mil Mártires del Monte Ararat» de Carpaccio. La tradición cristiana interpreta del Libro del Génesis que esta montaña es el lugar en el que se posó el Arca de Noé después del Diluvio Universal descrito en este libro sagrado. En 1829 el Dr. Frederich Parrot, un profesor alemán de filosofía natural, visitó el monasterio de San Jacobo en el pueblo de Ahora situado en el mismo monte Ararat escribiendo en su libro que los monjes habían obtenido la madera necesaria para la construcción del monasterio de los restos del Arca de Noé. Once años después, en 1840, el monasterio y todos sus monjes desaparecieron tras la última erupción del Ararat. En los últimos cincuenta años aparecieron unas polémicas fotografías en las que, según algunos investigadores, se apreciaban en las estribaciones de esta montaña restos de madera que ellos creen que podrían haber pertenecido al Arca. Sin embargo, las pruebas presentadas no se consideraron científicamente concluyentes. En 1950, el alpinista francés Fernand Navarra encontró unos restos de madera que posteriormente analizó mediante el método de Carbono-14, encontrando que dichos restos tenían una antigüedad de más de 7,000 años. Sin embargo, aparte de los trozos de madera, no había ninguna otra prueba científica que demostrara que se haya usado en la construcción de un Arca. Del mismo modo, en la parte más elevada del Monte Ararat, hacia la zona Este de Turquía, se postula que existen unas imágenes que atribuyen a una gran “anomalía” y que bien podría ser el Arca de Noé, según investigaciones que Porcher Taylor ha venido realizando con imágenes satélites desde 1995. El tamaño de la formación según estas imágenes, 309 metros, equivaldría a los 300 por 50 codos que medía el Arca de Noé, como lo explica el libro del Génesis. Sin embargo, esto tampoco ha sido corroborado arqueológicamente, ni las imágenes han sido concluyentes. Así, realmente hasta el momento no existe ninguna prueba fehaciente que demuestre la existencia real del Arca, y que sea aceptada por la Arqueología.

Los Diez Mil Mártires del Monte Ararat» de Carpaccio  

En esta montaña también tiene su origen la leyenda de «Los Diez Mil Mártires del Monte Ararat». Cuenta la leyenda que se trataba de soldados romanos que se convirtieron al cristianismo y, por ello, fueron crucificados en dicha montaña por orden del emperador.Los mártires son conmemorados por la Iglesia Católica pero no por la Iglesia Oriental o la Iglesia Apostólica Armenia, por lo que se piensa que la historia no tiene una base histórica firme.
(Esto es lo hay ,los datos geograficos son correctos, situación países etc... el resto un misterio)

- Flavio Josefo


- Fernand Navarra 

Este explorador francés escaló el monte Ararat en 1952, 1953, 1955 y 1969. En su tercer viaje encontró una viga de madera que estaba labrada. Para poder sacarla del país tuvo y no tener problemas de aduana la cortó en tres trozos

               
- Greenpeace
En mayo de 2007 esta organización ecologista reprodujo el Arca de Noé en el monte Ararat para advertir a los líderes de los del mundo del peligro de una catástrofe planetaria debido al cambio climático durante una cumbre del G8
El 18 de noviembre de 1997 apareció un artículo en el Washington Times titulado: CIA spy photos sharpen focus on Ararat Anomaly publicado por Bill Gertz. Este artículo suponía el final de una larga lucha por conseguir la desclasificación de las fotos realizadas por la CIA, durante la Guerra Fría, del monte Ararat donde supuestamente se podían observar los restos del Arca de Noé.
A lo largo de la historia muchos han sido los que han buscado el Arca y muchos más los que dicen haberla encontrado. Sin embargo bastó un artículo del Washington Times para destapar la caja de Pandora.
         

Todo empezó el 17 de Junio de 1949 cuando un avión de las fuerzas armadas estadounidenses espiando a los rusos, como tienen por costumbre, sacó unas fotos del monte Ararat en Turquía, cerca de la frontera con Rusia. El análisis posterior de las fotos reveló una anomalía, como se ha dado en llamar, dos kilómetros debajo de la cima oeste del monte (la vertiente rusa) a 3000 metros de altitud. Este descubrimiento (a 100 metros del lugar en que Navarra encontró los restos de madera
y muy cerca del monasterio Echmiadzin) despertó el interés de la Central de Inteligencia y realizó posteriores fotografías con aviones espía U-2 y SR 71. A esta misión en plena Guerra Fría se le llamó Operación Noé. Posteriormente se llegó a utilizar los satélites KH9 y KH11. Gracias al esfuerzo de Porcher Taylor, que siendo cadete en West Point oyó hablar de estas fotos y mantuvo una tensa lucha con el gobierno para obtenerlas, podemos observar la anomalía
 Ararat Anomaly (publicada por el propio Taylor). Cuando el gobierno estadounidense publicó las fotos hechas por el satélite Eros a principios de los noventa resurgió con fuerza la búsqueda del mítico navío.
Resultará de gran utilidad para la exposición de una conclusión lógica enumerar los argumentos a favor y en contra de la existencia del Arca de Noé y hacer un balance:


La narración de este mito en muchas mitologías, algunas aisladas geográficamente y por tanto sin posibilidad de conocer el mito a través de otras culturas.
Los innumerables testimonios que afirman la existencia del Arca y que incluso, como Fernand Navarra, han aportado pruebas.
La existencia de un estrato de barro y arena arcillosa de casi tres metros de profundidad descubierta en 1919 por Sir Leonard Woolley durante sus excavaciones en Ur. Posteriores cálculos demostraron que se trataba de una gigantesca inundación acaecida el 3.500 a.C. (época Al-Ubaid) que sumergió un área de casi 80.000 kilómetros cuadrados. Los estudiosos opinan que todo ese fango debió ser depositado por un frente de agua de 100 metros de agua. Este estrato se repetía en otros muchos lugares. El arqueólogo Stephen H. Langdon lo encontró en Kish
En el monte Judi (donde el Corán localiza el Arca) se han encontrado 11 gigantescas piedras estabilizadoras como las utilizadas por los navegantes de la antigüedad.

En contra:
Las pruebas en contra de la existencia del Diluvio universal (y del Arca) son apabullantes. Quizá la más obvia sea la imposibilidad de que un diluvio por grande que sea pueda cubrir una montaña como el Ararat de 3131m de altitud.
En contra de la existencia del Diluvio se muestran también todas las teorías sobre la evolución humana que no admitirían un gran holocausto y la supervivencia de un único núcleo familiar del que derivaría toda la población mundial.
Los últimos análisis con el método del Carbono 14 de los supuestos restos de madera del Arca revelan una edad de 600 años y no 5000 como se pensaba hasta ahora.
Tampoco resulta creíble que restos de madera, que tiende a degradarse y desaparecer rápidamente, puedan perdurar tanto tiempo. Además la intensa actividad volcánica que caracteriza el monte Ararat y el continuo movimiento de sus glaciares no contribuirían a 
                         
una buena conservación del barco.
Tampoco resulta muy creíble la historia bíblica ya que para construir un barco así se necesitaría una gigantesca inversión de tiempo y medios que no creemos que Noé pudiese satisfacer, a pesar de su increíble edad. Además nos cuesta imaginar que pudiese reunir todas las especies de animales que hoy pueblan la tierra y si lo hubiese hecho los hubiese tenido que comprimir bastante para introducirlos a todos en el barco y luego conseguir no ser devorado por alguna fiera hambrienta.
Las últimas teorías pro Arca hablan de una inundación parcial que sólo afectase a la zona de Mesopotamia. Desde luego no tienen mucho sentido ya que la Biblia no deja lugar a dudas acerca de la universalidad del Diluvio. Además aunque así fuera seguiría siendo igual de inverosímil.
Adentrándose en el análisis de las fotos que han desatado toda esta polémica los expertos coinciden en que esta "anomalía" seguramente se trata de un cráter volcánico que se abrió en torno al año 1000 o el efecto del deslizamiento de uno de los enormes témpanos de hielo perenne que cubren el Ararat con el consiguiente amontonamiento de la nieve.  


Y lo más irónico de todo este asunto es que todos los que han partido en busca del Arca Biblia en mano ni siquiera la habían leído atentamente: cabe decir que la Biblia ha sido mal interpretada en lo que respecta al monte Ararat. Vemos, por ejemplo, que en Génesis 8. 4. Se nos dice que el Arca se posó sobre los montes de Ararat dando a entender que Ararat es una región o país en el que había una cadena montañosa donde se posó el Arca. Otra prueba, esta más explícita, la podemos encontrar en Jeremías 51. 27. o también en II Reyes 19. 37. donde se habla del reino de Ararat. Es probable que este reino sea el que nosotros conocemos por Urartu. Siguiendo una línea de estudio racional se han propuesto dos explicaciones para el mito del Diluvio:La de André Parrot, que dice que existieron varias inundaciones del Tigris y Eúfrates pero hubo una mucho mayor en época de Jemdet Nasr. Esta ocasionó tales crecidas que no sólo quedaron en la memoria de quienes las sufrieron sino que pasó a generaciones posteriores. Esta gran inundación fue acompañada de lluvias torrenciales. Esta inundación ocasionaría efectos tan desastrosos que su recuerdo pasó de generación en generación hasta que fue recogida por la literatura sumeria de la que sería copiada por acadios, babilonios, asirios y hebreos. André Parrot termina su estudio diciendo que la supuesta conservación del Arca entre las nievas del monte Ararat en Cananea es una leyenda que nace en época de las cruzadas y que las expediciones en su busca son hazañas deportivas pero sin ningún valor arqueológico.
Otra explicación igualmente válida es la que desarrolla el notabilísimo historiador de las religiones y mitólogo Mircea Eliade en libros como Le mythe de l'eternel retour. Archétypes et répétitions o su esencial Traité d'histoire des religions. Eliade no niega las teorías de Parrot pero dice que estas sólo sirven para explicar el desarrollo del mito en Mesopotamia pero que son insuficientes con vistas a fortalecer la génesis de la leyenda del Diluvio que es universal excepto en África. La encontramos en Persia, Grecia, Roma y la América precolombina. Mircea Eliade piensa que esta leyenda responde a un mito propio de un mundo envejecido con gran necesidad de una renovación moral que vendría tras el Diluvio. Pone el ejemplo de que tanto en las ciudades-estado sumerias como en Babilonia se representaba este mito en la fiesta de año nuevo, momento claramente vinculado a una renovación moral del hombre.

Así pues podemos concluir que la contundencia de las pruebas en contra de la existencia del Diluvio y del Arca es inmensamente superior al amasijo de falacias, incertidumbres y afanes que resulta ser la búsqueda de un gigantesco barco que nunca existió.

También resulta interesante el increíble afán del hombre por creer en algo. Gracias a la WWW podemos encontrar múltiples ejemplos de hombres que como B. J. Corbin o Ron Wyatt, han dedicado muchos años y esfuerzos a la búsqueda del Arca, años y esfuerzos que se hubiesen ahorrado si se hubiesen sentado 5 minutos a pensar seriamente en la posibilidad de que un Arca inmensa encallase en la cima de un monte a 3000 metros de altitud.

Más increíble resulta aún la influencia que tienen en los lectores titulares como el del Washington Times. La credulidad que caracterizó la reacción ante este artículo demuestra dos cosas: lo débil de mollera, influenciable y crédulo que resulta el lector y el gran poder que tienen en sus manos los medios de información. Ante todo esto merece la pena aplicar un par de vacunas: escepticismo y lógica. También habría que dar un toque de atención a organizaciones como la CIA que, dejándose embargar por la emoción, anuncian que han encontrado el Arca, perfectamente conservada, en el monte Ararat cuando la Biblia nunca dijo que el arca estuviese en ningún monte Ararat. Si simplemente se hubiesen molestado en leer la Biblia atentamente...

Aquí mi homenaje a un programa de radio programa que ha dejado de existir (pero que me ha dejado el veneno de ser curioso
dicho programa se emitió el 10 del 10 del 2010.
(Gracias a Iker Jiménez, Javier Sierra, mas colaboradores y en este contaban con un gran alpinista 
César Pérez de Tudela)


El escritor turolense Javier Sierra no ha conseguido alcanzar la cima del monte Ararat (5.155 metros), en Turquía, debido a las adversas condiciones meteorológicas.

 13 octubre 2010.- La expedición, que comenzó la ascensión el viernes y de la que también formaba parte el veterano alpinista César Pérez de Tudela, desistió de su objetivo el domingo, cuando se encontraba a 4.650 metros, ante el temor a quedarse aislados en la cumbre y el riesgo de sufrir una avalancha de nieve. No obstante, el ascenso ha servido al propósito del autor de documentarse para finalizar su próxima novela, que llevará por título The Lost Angel (El ángel perdido)

Javier Sierra descansaba ayer junto al resto de expedicionarios en el hotel Isfahan de Dogubayazit después de las once horas de descenso a las que tuvieron que hacer frente el domingo. Durante tres días, el grupo tuvo que sortear todo tipo de fenomenologías meteorológicas adversas y al final, a 515 metros de la cima, el propio escritor junto a Pérez de Tudela, dieron la orden de regresar.

"Quedarnos aislados en la cumbre por el mal tiempo hubiera supuesto con casi toda seguridad tener que pernoctar al raso, con temperaturas por debajo de los 15 grados y vientos de más de 100 kilómetros hora, y la nieve acumulada presentaba serio peligro de avalanchas”, explicó Sierra.

La expedición encabezada por Javier Sierra ha sido la última que este año ha recibido la autorización de los militares turcos para escalar el monte más emblemático de Turquía, ya que en su cumbre, según la Biblia, atracó la célebre Arca de Noé.

"El pico se encuentra en una zona militar muy sensible, muy cercana a las fronteras con Armenia a Irán, aunque esas dificultades no hacen sino aumentar mi interés por el lugar”, subrayó el escritor turolense.

A pesar de que no ha podido llegar a la cumbre del Ararat, “no ha sido un viaje en vano”, indicó Sierra.

"En mi ascenso hasta la cota de los 4.650 metros he podido ver las cuevas de hielo y las zonas altas de esa montaña en las que se desarrollará el clímax de mi próximo libro”, añadió.
Javier Sierra lleva más de cuatro años investigando para escribir The Lost Angel y “los resultados son impresionantes”, en palabras de la agente literaria.

Gracias Javier con admiración.
Miguel 46026


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